Hola estimado visitante de nuestra página, quiero platicarte que cuando yo, tu servidora inició en ésta labor tan satisfactoria en 1987, no tenía ningún conocimiento sobre la materia, incluso dudé sobre la veracidad de las compañías de seguros y su responsabilidad, nunca había tenido la necesidad de ocupar ningún seguro en mi vida.
Inicié mi carrera en seguros con infinidad de cursos, capacitaciones y conferencias, pero lo más estresante para mí fue enfrentarme a la venta en vivo, porque así es como pierde uno el miedo al prospecto.
Hacía citas por teléfono, es lo primero que nos enseñan a manejar, posteriormente acudía a visitar a personas que tuvieran un interés asegurable, personas que tuvieran hijos y quisieran protegerlos con un seguro que les garantizara sus estudios, comida, techo y vestido.
Visité personas que tuvieran vehículos que quisieran asegurar en caso de ocasionar un daño a terceros o robo o pérdida de su auto, personas que tuvieran miedo a enfrentarse a solos a los costos que ocasionan las enfermedades o accidentes, en fin tantos y tantos seguros que hay en el mercado que puede solventar un gasto fuerte para los interesados.
En mi interior sentía que los engañaba y que les mentía al ofrecerles algo intangible, cobraba mis comisiones pero no las disfrutaba por un sentimiento de culpa.
Llegó el momento en que comprobé las bondades y veracidad de mi trabajo. Por desgracia en un amigo muy cercano.
A él le había ofrecido un seguro de vida pues le interesaba proteger a sus dos hijos, niño y niña. Fue un seguro por la cantidad de $400.000 pesos en ése tiempo.
A su esposa no la conocía, me puse a sus órdenes para asesorarla y ayudarla a cobrar la suma asegurada, ella fue albacea pues sus hijos eran menores de edad. Pensé y rogué por que la aseguradora no me fallara y respondiera como yo había ofrecido el seguro, ingresamos todos los documentos necesarios y a los 15 días ella cobró el seguro de vida que con tanto cariño su esposo había dejado para sus hijos.
Fue una experiencia triste por las circunstancias y tranquilizadora porque al fin comprobaba que los seguros todos en general son buenos, siempre y cuando los asegurados sean bien asesorados por una persona responsable que ponga su alma en la profesión que eligió.
Posteriormente transmitiré a ustedes otras experiencias emocionantes que he vivido en ésta hermosa labor que elegí